De la maestria, las pequeñas conquistas y el tiempo libre

Los lectores que siguen mis palabras por estos lares, podrán decir que me la paso de playa en playa, de fiesta en fiesta, de paseo en paseo y de concierto en concierto. Podrán decir que eso de la maestría es sólo una excusa para recibir dinero del gobierno brasilero y para poder tener una visa que me permita estar legalmente (y por largo tiempo) en esta isla. Pues si, tienen razón. ¿Qué sería de la vida y del estudio sin la rumba, la música, la playa, los viajes y los buenos amigos?. Y para ser más concreta ¿qué sería de la Maestría en Sociología Política aquí en la UFSC sin las fantásticas playas de Floripa, sin el carnaval en febrero, sin las ballenas en invierno, sin las fiestas juninas, sin samba, forro y xote, sin las delicias de la culinaria brasilera, sin las soleadas y anaranjadas tardes de otoño, sin el encantador susurro del portugués llegando a mis oídos de todas partes y sin la buena energía de la gente bella que han convergido conmigo en la ilha da magia en este tiempo?.

Pero claro, estudiar también tiene sus grandes placeres, al final en ese ir y venir, entre estudiar y descansar, entre cumplir horarios y tener tiempo libre, entre preocuparse y relajarse y entre cumplir requisitos y metas y festejar por alcanzarlos, es que están las pequeñas-grandes felicidades de la vida, que todos de alguna forma, siempre estamos buscando.

Estudiar un posgrado tiene sus placeres y sus obligaciones. Hay que pasar el proceso de admisión, ver algunas disciplinas obligatorias y optativas, hay clases bacanas y otras apenas soportables, hay profesores malos, buenos y excelentes, hay compañeros a los que quieres encontrarte todos los días y otros con los que no quieres ni cruzar el saludo. Hay que hacer trabajos finales, a veces con tiempo, a veces a contratiempo, a veces después del tiempo. Hay que leer y leer y leer. A veces en portugués, muchas otras en ingles, por casualidad a veces también en francés y si es el día de tu suerte, también en español. Pero el gran “centro de atracción” de un posgrado es la investigación o la pesquisa, aquí a la de maestría le llaman dissertação y a la de doctorado le llaman Tese.

Recapitulando entonces, el éxito de una maestría depende en gran parte del desarrollo de la llamada dissertação, que no es “nada más” que un chicharroncito de unas 120 páginas por lo menos, disertando sobre un tema enmarcado en la linea de investigación escogida al interior del área de la maestría, digase Meio ambiente e desenvolvimento rural e urbano, al interior de la Sociología Política.

O sea, mi gente linda, que en el tiempo libre que me queda después de mis clases de danza, de salir de rumba, de andar en la playa, de ver películas, de estudiar francés, de escuchar buena música, de cultivar amistades internacionales y de hacer pan, me la paso trabajando en mi dissertação. Y uno de los requisitos que el programa de posgrado me exige es que un año después de comenzar esta aventura llamada Maestría, tengo que qualificar el proyecto de investigación. Traducción: un año después de entrar a la maestría tengo que presentar mi propuesta de dissertação para una banca de profesores conformada por mi directora y por otras dos personas, quienes harán las críticas, sugerencias, recomendaciones y comentarios que vengan al caso. Algo como una pequeña sustentación del proyecto. Y eso ocurrió hace un par de días atrás. Tengo que confesar que eso me daba un poco de pánico, ¿y si los tipos acaban con mi proyecto? ¿y si cometí un error radical bien al inicio que infectó todo el resto irremediablemente?... sin embargo me lance al ruedo le rogué a un par de personas para que conformaran la banca, cambié la fecha un par de veces, me pasé un poco en el plazo propuesto por el programa de posgrado, reemplace a una profesora de la banca que no pudo participar y al final, final, qualifiquei. E foi muito legal!

Qualificando

Nada mejor que tener 3 cabezas brillantes junto a la mía pensando intensamente en MI proyecto de investigación, durante dos horas y media. Eso no quiere decir que mi proyecto estaba perfecto, todo lo contrario tenia un montón de líos, de contradicciones y de vacíos, pero el tema era super relevante, la idea era buena, la teoría estaba bien usada y el texto bien escrito, solo faltaba darle un nuevo recorte, mirarlo con otros ojos y hacerle unos retoques. Cosa que jamás habría logrado sola, no por lo menos en este momento de mi trayectoria académica. Pero mi fantástica banca y mi maravillosa orientadora consiguieron ayudarme a hacer eso dialogada y encantadoramente en una bacanísima mañana de otoño florianopolitano.

El problema es que ahora quiero un par de qualificações más antes de sustentar mi investigación, para poder contrastar y pulir mis ideas, para mirar con otros ojos y aprehender escuchando, dialogando y argumentando con otros GRANDES como los que estuvieron en mi banca de quali. Así el chicharroncito no resulta TAN terriblemente difícil y seguro podría ser mucho más divertido si después de hacer parte del trabajo de campo qualifico de nuevo y luego por ahí un par de meses antes de sustentar qualifico una tercera vez...¡seria maravilloso!, ¿no creen?.

Minha banca maravilhosa

Bueno, mis queridos amigos, eso es todo, por ahora parte de las obligaciones están cumplidas y sin duda ellas también son parte de mis pequeñas conquistas, esas que le dan razón a esta “poco entretenida” maestría, en la me ocupo durante mi tiempo libre, cuando me canso de bailar, de rumbear, y de gozarme la ilha da magia. Un abrazo grande para todos y buena energía para sus propias pequeñas conquistas.