Amar la trama más que el desenlace o viajando hacia Ítaca
ITACA Cuando emprendas tu viaje hacia Ítaca debes rogar que el viaje sea largo lleno de peripecias, lleno de experiencias. No has de temer ni a los Lestrigones, ni a los cíclopes ni a la cólera del airado Posidón. Nunca tales monstruos hallarás en tu ruta si tu pensamiento es elevado, si una exquisita emoción penetra en tu alma y en tu cuerpo. Los Lestrigones y los cíclopes y el feroz Posidón no podrán encontrarte si tu no los llevas ya dentro, en tu alma, si tu alma no los conjura ante ti. Debes rogar que el viaje sea largo que sean muchos los días de verano que te vean arribar con gozo, alegremente a pozos que tu antes ignorabas. Que puedas detenerte en los mercados de Fenicia y comprar bellas mercancías: madreperlas, coral, ébano y ámbar, y perfumes placenteros de mil clases. Acude a muchas ciudades de Egipto para aprender y aprender de quienes saben. Conserva siempre en tu alma la idea de Ítaca: llegar ahí