Hay que sacarlo todo afuera como la primavera...
…para que adentro nazcan cosas nuevas, dice Piero y no pudo estar más acertado conmigo hoy. Salí a nadar después de un día largo y mientras llegaba a la piscina que queda a pocas calles, todo absolutamente todo me cayó encima. Hacía tiempo no me sentía así: triste, sola y lejos… muy lejos. Creo que es la primera vez que me siento así desde que llegué a Floripa y como si hubiera llegado al límite de capacidad, las lágrimas empezaron a sacarlo todo afuera. Llorar tiene esa misma propiedad que la risa, es terapéutica. Nada como llorar un buen rato para sentirse mejor. Ahora, nadar y llorar es una buena combinación, ya lo había mostrado Juliette Binoche en la primera película de la trilogía de colores de Kieslowski (mi preferida por cierto) y no pude dejar de recordarla mientras recorría la piscina de un lado a otro dejando las lágrimas confundirse en el bonito azul brillante del agua. Sentimientos encontrados. Un montón de detalles pequeños, de frustraciones con el idioma (una cosa es