Pequeños Placeres

Hoy tuve un día larguísimo y lleno de pequeños placeres, de esos que hacen que la vida sea encantadora. Primero salió el sol en Floripa de una manera casi veranesca y como olvidé cerrar la ventana de mi cuarto, fui despertada al son del amanecer por un montón de cálidos rayos sobre mi cara… pequeña-gran felicidad  ¡amanecer haciendo fotosíntesis!. Y es que la primavera está empezando a sentirse por todas partes. Pájaros de todas las formas se adueñan de esquinas, árboles y techos. Así esta mañana mientras entraba a la Universidad tarde (como siempre) para clase, no pude resistir parar por algunos minutos para contemplar una “elegancia con alas” tomando un placentero baño entre un charco de barro. Cuando el pequeño sujeto, embarrado hasta mas no poder, reparo mi presencia saltó a un lado del charco y pronunció un “pio” malhumorado que me hizo reír el resto de camino hasta la facultad de ciencias humanas.

Por supuesto que estudiar sociología tiene sus placeres y sus maravillas, pero mi clase de hoy fue particularmente especial, con un pequeño plus que no aparece todos los días. El tema no podía ser mejor: la construcción social de la tecnología, aplicada a un ejemplo particular ¡la invención de la bicicleta! En ese momento volví a creer (sin ninguna duda) que la única forma de aprehender es relacionar lo nuevo con lo que nos es proprio y lo que nos apasiona. Creo que no había entendido tan bien sociología como hoy, y es que no puedo negar que siendo nieta de un ciclista, hija de un entrenador de ciclismo, ciudadana de la ciudad de las bicicletas (Chía-Cundinamarca) y ciclista de corazón, el tema no solo facilita mi entendimiento, sino que me enamora. 

Salí "eletrica" corriendo para clase de danza y por casualidad la turma estaba a la mitad, pero exacta en número de hombres y mujeres. Bailamos un poco de Samba y un poco de Forró, pero hoy incluimos un par de pasos nuevos altamente complicados, con vueltas y revueltas. Lo maravilloso de la clase de hoy no fue que conseguí aprender los pasos ¡no, no, no! por el contrario, me enredé y recontra enredé, pisé, me pisaron, me estrellé, me perdí. No imaginan lo divertido que puede ser eso en una clase de danza, hacía tiempo que no me sentía TAN torpe, fue Maravilloso.

Por la tarde un trio sensacional, Derrida, Foucault y Baudrillar, y aunque el estructuralismo y el posestructuralismo y su crítica deconstructiva de la deconstrucción es una delicia, la pequeña felicidad de la vida fue justo en el break intermedio de la clase, tomando café bajo el sol y a la sombra de unas palmeras, en compañía de la gente linda de la maestría como ya hace muchos meses no ocurría.

Después de huir de clase para ayudar en un encuentro nacional de Investigación en Ambiente y Sociedad, de adquirir buenos libros autografiados por sus autores y de nadar un tiempo en la piscina solitaria (nada mejor que los partidos de futbol para ahuyentar a los nadadores) tuve dos encuentros más que placenteros. El primero una chiquitina y escandalosa gata vecina sentada en la puerta de mi casa con ganas de ser consentida y con buenos modales, que me recordó mi gata sanandresana-rola. Y el segundo Blackmore´s Night (sugerencia de mi compañera de casa) que no podía ser mejor para cerrar este miércoles y con quien los dejo por ahora, espero lo disfruten. Nada mejor que música nueva, ella siempre es un pequeño placer en la vida.

Video de All for One de Blackmore´s Night