El Sol Encendido de Rio
Ah! cidade
maravilhosa, encantadora, llena de una energía linda, de un
brillo particular. Desde encima resplandece, impacta. Cientos de
pequeñas luces titilantes, cercadas de oscuras montañas, abençoadas
por aquel Cristo, y adornadas por el espejo de agua del Atlántico.
Desde que se pone un pie en sus calles, se respira su aire y se huele
su aroma, uno queda inmediatamente cautivado. Rio tiene algo que
ninguna otra ciudad tiene, una belleza que sólo puede verse con los
ojos cerrados y el corazón abierto y que deja marcas, de esas
profundas, de las que es imposible librarse.
Y aunque Rio es samba, es
carnaval, es alegría, es playa, es corazón, estoy convencida que es
el sol, ese Sol Encendido en Rio, el que hace que todo brille de una
manera diferente. Y es que es fácil enamorarse de su color, de sus
fuerza, de su nitidez. Siempre que aparece roba sonrisas, brillan los
ojos, estremece. Nada como sus amaneceres, cuando brota en el
horizonte, con esa tenue luz que entra por la ventana o que se cola
entre las cortinas. Ese sol hace que todo se vea mucho más claro,
transparente, libre. Si no fuera por él, Ipanema, Copacabana, Lapa,
Santa Teresa, Barra, ni si quiera la avenida, la del Sambodromo, en
pleno carnaval tendrían ese particular encanto, que hace de Rio la Ciudad Maravillosa.
Con ese sol, solo se puede
andar de falda y tomara que caia dejando que su calor recorra
el cuerpo y que la piel quede marcada, y aunque esas huellas
desaparecen con los días, las de adentro, esas que se instalan en
algún lugar entre el pecho y el recuerdo, quedan ahí bien
aferradas. Y con él nada mejor que una cerveza a la orilla del mar,
en la baranda de un balcón en Barra, en un bar en Lapa, sentada en
un anden en Santa Teresa, en medio de un bloco de carnaval, o
“puestas” entre un carro recorriendo las calles, dejando que unos
de sus rayos se posen en las piernas y calienten el espíritu.
Siempre con mas de 40
grados, un calor danado y cuando más arde, deja todo sudado, siempre
escurriendo. Pero es ese calor el que abriga, el que invita a
quedarse, el que enciende las luces de los rincones de uno y de Rio.
Y el Carnaval no sería pura fiesta y una locura explosiva sin ese
Sol Encendido, que hace que se termine danzando aquí, saltando allá,
enloqueciéndose y riéndose sin parar, que hace que las fotos queden
perfectas, que las fantasías de los Blocos de Rua y los detalles de
los Carros Alegóricos queden con exactas proporciones de luz y de
color, que incita “caretas no retrato” y que encuentra los
ángulos definidos, las posiciones perfectas y las forma detalladas
en los cuerpos que van y vienen movidos a su ritmo.
Y si los ojos se ponen
claros y los rostros brillan frente al Cristo Redentor, o las
lágrimas desbordan el límite de los ojos y recorren la cara
mientras abajo desfilan cientos de Alas llenas de fantasía y retumba
la bateria, no se debe a nada más que al calor, que impregna. Porque
sin quererlo encuentra los puntos exactos, esos que hacen que uno se
estremezca, que la piel se erice que todo el cuerpo trema. Al final
ese sol, así brillante deja todo con una luz linda, nítida, clara,
limpiando las nubes, y azulando el cielo, haciendo que Rio se vea aún
más encantador, y la vida sea más divertida, pues al final bajo su
efecto no hay como dejar de pensar que nada tiene sentido si no es
compartido.
Con esa forma tan encantadora de describirla, solo queda una cosa por hacer: Conocer Rio de Janeiro. Como simpre tus relatos están llenos de energia y algo que cautiva, y cautiva mucho.
ResponderExcluirTienes que ir Juliancho, Rio es una ciudad increíble..pero ve bien acompañado, porque ya ves...ese sol encendido de Rio hace recordar que todo tiene sentido si es compartido, así que no vayas sólo. Un besote!!!!
Excluiryaaaaaa, estas en el rio y no me lo dices???
ResponderExcluirestou morando agora aqui nessa cidade maluca e maravilhosa! me liga!
21 80643270
bijos com saudades
Caraca, não brinca!!! passei quase três semanas no Rio, cheguei em Floripa o sábado. Que pena!!! Saudades Guri!!!
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